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El papel de la ingeniería en la reducción del riesgo
de desastres naturales en América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe es una de las regiones con mayor exposición a desastres naturales en el mundo. La ubicación geográfica, el cambio climático, la presión sobre ecosistemas frágiles y un crecimiento urbano acelerado han creado un escenario donde la vulnerabilidad es acumulada y, en muchos casos, estructural.

Según el Banco Mundial, más del 70% de la población vive en áreas expuestas a inundaciones, deslizamientos, huracanes o sismos (Banco Mundial, “Disaster Risk Profile Latin America”, 2023). Cada año, las pérdidas económicas superan los US $20.000 millones, afectando infraestructura, productividad y calidad de vida (CEPAL, “Economía del Cambio Climático en América Latina”, 2022).

La mayor parte de las ciudades latinoamericanas creció más rápido que su capacidad institucional para planificar y gestionar el riesgo.
Principales características del proyecto:

40% de la población urbana habita en asentamientos informales (ONU-Hábitat, Reporte Global de Ciudades 2022).

Muchas ciudades no cuentan con sistemas adecuados de drenaje: 1 de cada 3 municipios presenta infraestructura insuficiente para manejar lluvias extremas (BID, 2023).

En Centroamérica y el Caribe, 70% de los municipios está expuesto a huracanes o tormentas intensas (Banco Mundial, 2022).

Mientras Europa y Asia llevan décadas invirtiendo de forma sostenida en infraestructura preventiva, América Latina muestra un rezago importante. El BID estima que la región debería triplicar su inversión en resiliencia para alcanzar estándares comparables (BID, “Infraestructura y Resiliencia Climática”, 2023).
La ingeniería juega un papel determinante en cerrar este déficit.

Planificación territorial y DOT: construir en zonas seguras

Antes de construir infraestructura, la primera defensa frente a los desastres es el ordenamiento territorial.

El Desarrollo Orientado al Transporte (DOT) promueve ciudades más compactas, conectadas y planificadas, reduciendo la expansión hacia zonas de riesgo (laderas inestables, riberas inundables, humedales o áreas con suelos inestables).

Este enfoque integra ingeniería urbana, movilidad sostenible y regulación del uso de suelo. Estudios internacionales demuestran que:

Un enfoque DOT puede reducir hasta 30% la ocupación de zonas vulnerables

Disminuir costos de expansión urbana

Facilitar la implementación de drenaje y protección hídrica más eficiente (Banco Mundial, 2021)

Como ejemplo, proyectos recientes acompañados por Nippon Koei LAC —como los ejercicios de planificación urbana y fortalecimiento institucional en Lima–Callao y en el contexto de la Línea 3 del Metro de Panamá— han incorporado criterios de crecimiento urbano seguro, mejor integración del transporte y lineamientos técnicos para orientar el desarrollo lejos de áreas de riesgo.

Las inundaciones representan el desastre más frecuente de América Latina y el que mayor costo económico genera:

80% de los daños por desastres están relacionados con el agua (CEPAL, “Desastres y Gestión del Riesgo”, 2021).

En ciudades sin drenaje adecuado, un evento moderado puede causar pérdidas equivalentes a entre 5% y 15% del PIB local anual.

Por cada dólar invertido en drenaje urbano, se ahorran entre US $4 y US $7 en pérdidas futuras (Banco Mundial, “Investing in Resilience”, 2020).

Un referente regional es el Plan Maestro de Drenaje Pluvial de Paraguay, ejecutado por Nippon Koei LAC, que fortaleció el manejo de aguas pluviales en Asunción y municipios metropolitanos. Este tipo de proyectos abordan:

· Análisis hidrológicos y modelación de escenarios
· Identificación de zonas críticas de inundación
· Diseño de soluciones estructurales (canales, reservorios, estaciones de bombeo)
· Lineamientos no estructurales para regular la expansión urbana

Este enfoque integral reduce la exposición, mejora la calidad de vida y fortalece la gestión institucional del agua en el largo plazo.

La ingeniería moderna está migrando hacia un modelo basado en datos y monitoreo continuo. Aquí, la tecnología satelital, los sistemas de radar (SAR) y la inteligencia artificial se han convertido en herramientas fundamentales.

La tecnología SAR permite:

Monitorear grandes extensiones sin presencia humana

Detectar movimientos milimétricos del terreno

Identificar deformaciones en infraestructura crítica

Emitir alertas tempranas sobre cambios estructurales

De acuerdo con comparaciones técnicas realizadas en Japón, el uso de análisis satelital SAR puede:

· Reducir los costos hasta en 40%

· Acortar los tiempos de monitoreo en 25%

frente a métodos tradicionales de inspección (Nippon Koei, “Tecnología Satelital SAR”, 2024).

Un ejemplo en la región es el Proyecto para el Desarrollo de Capacidades para la Reducción del Riesgo de Desastres en Laderas (Ecuador, 2021–2025), ejecutado por Nippon Koei LAC con cooperación técnica de JICA.

Allí se desarrolla un modelo basado en aprendizaje profundo (deep learning) para anticipar la ocurrencia de deslizamientos de tierra, capacitando a instituciones locales en técnicas modernas de análisis topográfico y predicción.

Este tipo de iniciativas muestran cómo la ingeniería, combinada con datos satelitales y algoritmos avanzados, puede generar sistemas de alerta temprana más eficaces y accesibles.

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (ONU, 2015–2030) define cuatro prioridades globales:

· Comprender el riesgo. 

· Fortalecer la gobernanza del riesgo. 

· Invertir en resiliencia. 

· Mejorar la preparación y recuperación.

América Latina avanza, pero aún existe un déficit significativo. Según el BID, la región debe incrementar 3 veces sus inversiones en infraestructura resiliente para alcanzar el nivel de preparación necesario frente al cambio climático.

Las estrategias más efectivas incluyen:

· Planificación urbana orientada al transporte

· Drenaje robusto y gestión integral del agua

· Monitoreo satelital y análisis multitemporal

· Predicción con IA aplicada al riesgo geológico

· Marcos normativos que integren ingeniería y sostenibilidad

· Fortalecimiento institucional a nivel nacional y local

Cuando estas herramientas trabajan juntas, las ciudades se vuelven más seguras, las comunidades más preparadas y los gobiernos más capaces de anticipar y mitigar impactos.

La reducción del riesgo de desastres no es solo una respuesta rápida ante emergencias. Es una inversión técnica, social y económica que se construye con anticipación.

La ingeniería aporta análisis, diseño, modelación, monitoreo y herramientas basadas en datos que permiten transformar vulnerabilidad en seguridad.

América Latina y el Caribe tienen los recursos y el conocimiento para avanzar hacia un modelo de resiliencia estructural. La ingeniería es el puente que permitirá conectar ese propósito con resultados concretos y sostenibles.

En Nippon Koei LAC, acompañamos a gobiernos, ciudades y comunidades de la región en el diseño de infraestructura segura, sostenible y preparada para enfrentar los desafíos climáticos y geológicos del futuro.

Nippon Koei LAC